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Los primeros asentamientos humanos en la región Kansai se remontan al período Jōmon, hace miles de años, pero no fue hasta el período Yayoi (300 a.C. - 300 d.C.) que la región comenzó a desarrollarse con la introducción de la agricultura, especialmente el cultivo de arroz, lo que llevó a un aumento significativo en la población y el desarrollo de asentamientos más grandes. Años más tarde, en el año 710, la emperatriz Genmei estableció la capital en Heijō-kyō, conocida hoy como Nara, marcando el comienzo del Período Nara, que se extendió desde el año 710 hasta el 794.
En consecuencia, Nara se convirtió en un importante centro cultural y religioso. Durante este período, se construyeron muchos templos budistas, incluyendo el famoso Tōdai-ji, que alberga el Gran Buda, una de las estatuas de Buda más grandes del mundo. También se compilaron dos de los documentos históricos más antiguos de Japón, el Kojiki y el Nihon Shoki, que documentan la mitología y la historia temprana del país. A Nara la capitalidad no le duró mucho, pues apenas unas décadas más tarde, en el año 794, la capital se trasladó a Heian-kyō, la actual Kioto.
Durante los períodos Kamakura, desde 1185 hasta 1333, y Muromachi, desde 1336 hasta 1573, Nara experimentó un cierto declive, pero mantuvo su importancia como centro religioso. Por su parte, en el período Edo, de 1603 a 1868, Nara fue un destino importante para los peregrinos budistas y shintoístas. Por último, con la Restauración Meiji en 1868, Japón comenzó a modernizarse rápidamente, y Nara se adaptó a los cambios, aunque conservó su rica herencia cultural y arquitectónica. Actualmente es una de las ciudades más visitadas del país, parada obligada para cualquier viajero que se encuentre recorriendo la región de Kansai.
Lugares que ver en Nara
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1. Templo de Tōdai-ji (東大寺)
El Templo de Tōdai-ji es uno de los templos budistas más importantes y emblemáticos de Japón. Fundado en el año 752 por el emperador Shōmu, el templo fue construido como un símbolo del poder y la grandeza del budismo en Japón, con el propósito de servir como centro administrativo y espiritual para todos los templos provinciales budistas del país. El edificio más conocido dentro del complejo del Tōdai-ji es el Daibutsuden, que alberga una de las estatuas de Buda más grandes del mundo, el Daibutsu. Esta impresionante estatua de Buda Vairocana, hecha de bronce, mide aproximadamente 15 metros de altura y pesa alrededor de 500 toneladas. La majestuosidad del Gran Buda es un reflejo del deseo del emperador Shōmu de unificar el país bajo el budismo y asegurar la protección divina.
El Daibutsuden, considerado la estructura de madera más grande del mundo, ha sido reconstruido dos veces debido a incendios. La actual construcción, que data de 1709, es aproximadamente un 30% más pequeña que el edificio original, pero sigue siendo impresionante en tamaño y diseño. El interior del salón no solo alberga el Gran Buda, sino también otras figuras budistas menores y artefactos históricos, creando un ambiente de profunda espiritualidad y reverencia.
2. Santuario de Tamukeyama Hachiman-gu (手向山八幡宮)
Tamukeyama Hachiman-gu es un santuario sintoísta que tiene una profunda conexión con el Templo de Tōdai-ji. Fundado en el año 749, este santuario fue originalmente construido para consagrar a Hachiman, el dios de la guerra, en honor a la deidad guardiana del Gran Buda de Tōdai-ji. Asimismo, Hachiman también es considerado un protector del estado y del budismo, lo que refuerza la estrecha relación entre el santuario y el templo.
Su arquitectura tradicional refleja el estilo clásico japonés, con edificios pintados en vivos colores rojos y blancos. El honden, o salón principal, es el corazón del santuario, donde se realizan ceremonias y rituales para honrar a Hachiman. El santuario es también conocido por sus festivales anuales y eventos religiosos, siendo uno de los más destacados el Festival de las Luces de Tamukeyama, donde miles de linternas iluminan el recinto.
3. Templo de Todai-ji Hokkedo (東大寺法華堂)
El Templo de Tōdai-ji Hokkedō, también conocido como Sangatsudō, es uno de los edificios más antiguos y significativos del complejo Tōdai-ji. Construido en el siglo VIII, este templo es famoso por su arquitectura histórica y su colección de estatuas budistas de gran valor artístico y religioso. El Hokkedō fue originalmente utilizado como una sala para la práctica del Hokke-kō, un importante ritual budista. La estructura del edificio, hecha de madera, ha sido preservada con esmero a lo largo de los siglos, y es un ejemplo notable del estilo arquitectónico del período Nara.
Dentro del Hokkedō se encuentra una impresionante colección de estatuas budistas, destacando la figura central del Fukūkenjaku Kannon, una de las encarnaciones de la diosa de la misericordia. Esta estatua, tallada en bronce, está rodeada por otras importantes figuras budistas, incluyendo estatuas de los Cuatro Reyes Celestiales y diversas deidades guardianas, todas meticulosamente esculpidas y ricamente decoradas.
4. Santuario Kasuga-taisha (春日大社)
Fundado en el año 768 por la poderosa familia Fujiwara, este santuario ha sido el centro espiritual de la región durante siglos. Conocido por su belleza arquitectónica y su entorno natural, Kasuga-taisha es famoso por sus numerosos faroles de piedra y bronce, que iluminan el camino hacia el santuario. El santuario está rodeado por el denso bosque de Kasugayama, que ha sido preservado como un sitio sagrado y hogar de numerosos ciervos, considerados mensajeros divinos según la tradición sintoísta. Los edificios del santuario, con sus distintivos techos de madera y colores brillantes, reflejan la arquitectura clásica japonesa. El honden, o salón principal, es el corazón del santuario, donde se consagran las deidades protectoras de la familia Fujiwara.
Kasuga-taisha es especialmente conocido por sus festivales, como el Setsubun Mantoro y el Chugen Mantoro, durante los cuales miles de linternas donadas por los devotos se encienden, creando una atmósfera mágica. Asimismo, en su interior también se albergan varios tesoros y artefactos históricos, incluyendo espadas, espejos y otras reliquias, que se exhiben en el Museo del Tesoro de Kasuga-taisha.
5. Los ciervos de Nara
Los ciervos de Nara, conocidos como "sika" o ciervos japoneses, son, por sí mismos, uno de los grandes reclamos de la ciudad. La leyenda cuenta que Takemikazuchi-no-mikoto, una de las deidades protectoras del santuario de Kasuga-taisha, llegó a Nara montando un ciervo blanco desde Kashima, en la actual prefectura de Ibaraki. Desde entonces, los ciervos fueron considerados mensajeros divinos y protegidos por ley. Esta relación sagrada entre los ciervos y el santuario llevó a su protección y proliferación en la zona.
Hoy en día, los ciervos de Nara deambulan libremente por el Parque de Nara y sus alrededores, interactuando con los visitantes y residentes. Estos animales son famosos por su comportamiento amigable y están acostumbrados a la presencia humana. Los visitantes pueden comprar "shika senbei," galletas especiales para ciervos, y alimentarlos directamente, lo que crea una experiencia única e interactiva.
6. Parque de Nara (奈良公園)
El Parque de Nara es una vasta extensión de terreno que abarca aproximadamente 502 hectáreas. Más allá de los famosos templos y santuarios que lo rodean, el parque es conocido por su belleza natural y su ambiente sereno. Fundado en 1880, ofrece un refugio verde en el corazón de la ciudad, proporcionando un espacio abierto para la recreación y la relajación. El paisaje es variado, con amplios prados, densos bosques y tranquilos estanques. Los senderos bien mantenidos que serpentean por el parque son ideales para caminar, correr y disfrutar de la naturaleza. Los estanques, como el estanque Sarusawa, agregan un elemento pintoresco al entorno y son lugares populares para los visitantes que buscan un momento de tranquilidad.
El parque también alberga una variedad de flora y fauna local, más allá de los ciervos. Durante la primavera, los cerezos en flor adornan el parque con sus hermosas flores rosadas, creando un paisaje espectacular que atrae a numerosos visitantes. En otoño, el follaje cambia a tonos vibrantes de rojo y amarillo, ofreciendo una vista igualmente impresionante.
Cómo llegar en transporte público desde Osaka o Kioto a Nara
Desde Osaka o Kioto, llegar a Nara en transporte público es conveniente y accesible. Desde Osaka, puedes tomar la línea JR Yamatoji desde la Estación de Osaka hasta la Estación de Nara. El trayecto dura aproximadamente 50 minutos en tren rápido. Si posees un Japan Rail Pass, este cubre la mayoría de los trenes JR, incluidos los que operan en esta línea.
Desde Kioto, puedes tomar la línea JR Nara desde la Estación de Kioto hasta la Estación de Nara. El viaje suele tomar alrededor de 45 minutos en tren rápido. El Japan Rail Pass también cubre los trenes JR en la línea Nara.
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